A propósito del incendio ocurrido anoche en calle República de Punta Arenas, donde el fuego arrasó con la sede del Partido Socialista, nos surgen varias reflexiones acerca de lo que se ha quemado allí. Desde lo más obvio, se fue ahí un patrimonio importante, un bien raíz adquirido con el esfuerzo de varias generaciones de socialistas, y una casa que se fue construyendo a pulso, por sus propios militantes. Recordemos que en Magallanes fue el primer lugar donde se constituyó el PS, un año antes que en Santiago. Por ese entonces, sus filas se llenaban con obreros, campesinos, artesanos, era por definición un partido obrero. Y obreros fueron los que con sus propias manos, clavaron tablas, pusieron latas, y le fueron dando forma a la CASA DEL PUEBLO. Sitio al cual llegaban desde toda la región hombres y mujeres, anhelantes de encarnar en sus vidas el ideal socialista.
No mucho tiempo atrás, una compañera, hoy fallecida, recordaba que ni sillas tenían al comienzo, y se sentaban en cajones de madera, todo era así con esfuerzo, con harto sacrificio.
Las llamas se llevaron importantes documentos sobre la fundación del partido, fotografías, actas, banderas.
Pero facilmente podríamos decir, que el incendio había empezado antes, la desastrosa derrota electoral en las primarias municipales, donde el partido ni siquiera sacó la votación de su militancia, da cuenta del resultado de una gestión dirigencial, marcada por el sectarismo, la autocomplacencia, y una reyerta permanente de egos. Los altos dirigentes, más preocupados de congraciarse con una futura administración municipal PPD, que preocupados de la insostenible performance electoral de sus candidatos, han hipotecado el futuro de la colectividad. Ahora cuando se requiere mas unidad en el partido, están enfrascados en la persecución de quienes han apoyado otras opciones electorales. Los que hace dos años se alzaban acusadores de una dirección del partido, que estimaban autoritaria, ahora se han transformado en verdaderas gestapos de sus propios militantes. Paradoja de paradojas, algunos de los actuales dirigentes ni siquiera apoyaron la opción presidencial que apoyó el partido, en las pasadas elecciones.
El incendio quemó la sede, pero esta cáfila de dirigentes venales quemó el partido. Con qué moral van a pedir hoy día que la militancia colabore en la reconstrucción, si han usado y abusado de los recursos del partido durante dos años, comprometiendo el patrimonio partidario. Han entregado la sede partidaria al uso de intereses particulares, se sabe, cómo algo inédito en el país, que un concejal mantiene una oficina a título gratuito en ella. Ahora se ve los resultados de una gestión caracterizada por la improvisación, la poca prudencia, y en definitiva un actuar descuidado que no se descarta deba ser investigado por la justicia.
De lo que se llevaron las llamas, esperamos que en el centro mismo del fuego, y reducido a humo y cenizas, haya quedado la forma patética de hacer política de cierto sector del partido, que mas acostumbrado a la crítica ramplona, que a la generación de ideas y proyectos, ofrece a la militancia un partido en el subsuelo de su apoyo electoral, y con su patrimonio histórico destruido.
Magallanes espera explicaciones completas y que los responsables respondan por sus faltas.
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